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Qué saber antes de firmar un contrato laboral | 880

El contrato regula las condiciones laborales de la relación entre el talento y las empresas: la duración del acuerdo, la distribución de la jornada productiva, el salario, las responsabilidades o la categoría profesional son algunos de los puntos que contempla. Entender a qué hacen referencia estas cuestiones y saber negociarlas desde el principio ayuda a crear un entorno perfecto en el que desarrollarse profesionalmente.

Aunque son cuestiones que afectan al día a día, la realidad es que, según un estudio del Instituto Aviva, el 36 % de los españoles ignoran el significado de conceptos básicos relativos a su vida laboral, contar con  los siguientes conocimientos es fundamental para poder desarrollarse profesionalmente con todas las garantías.

 

¡Estudia la situación!
Analiza la situación antes de firmar cualquier contrato atendiendo, especialmente, a las particularidades del sector, la empresa y el puesto.

Conocer el estado de la empresa: es importante informarse sobre la situación que atraviesa la empresa, tanto su posicionamiento dentro del sector como las expectativas de crecimiento. Así, se pueden establecer los posibles puntos de negociación, sobre todo de la parte económica.

Tener en cuenta las particularidades del sector: prepararse a conciencia para estar al tanto de las particularidades del sector y su funcionamiento, puede ser muy interesante. Esto te ayudará a formarte una idea clara de las posibilidades reales de crecimiento en la empresa

Estudiar las condiciones ofrecidas: valora la propuesta de la empresa. Se trata del punto de partida para la negociación, por lo que resulta útil para determinar los puntos en común e identificar las cuestiones a negociar.

Comparar con datos del mercado: es recomendable hacerse una idea aproximada sobre el sueldo medio o la demanda de talento para el puesto. Para conocer estas cuestiones, pueden ser útiles herramientas como nuestra calculadora de salarios, que te permitirá conocer rápidamente las bandas salariales según tu perfil profesional y el puesto de empleo en función de la Comunidad Autónoma en la que te encuentres.

 

Tipos de contratos
Para poder valorar bien una oferta, tienes que saber los tipos de contratos existentes. La primera gran distinción en cuanto a tipos de contratos es si se trata de uno mercantil o laboral. Estas dos modalidades no son intercambiables; es decir, implican un régimen distinto con diferentes derechos y obligaciones. El primero es el que se firma entre dos personas jurídicas o un autónomo con una empresa, mientras que el segundo se establece entre un empleado y una empresa.

En cuanto los distintos tipos de contratos laborales que existen, esta es la clasificación general:

– Contratos indefinidos: esta modalidad, que está experimentando un crecimiento durante los últimos años, no establece ningún límite de tiempo en la duración del contrato. Al proporcionar tanta seguridad, son los más deseados por los empleados, que pueden verlo como una oportunidad de estabilidad y crecimiento profesional.

En cuanto a sus características, el periodo de prueba para este tipo de relación laboral no podrá ser superior a seis meses para profesionales titulados. En el caso de los no titulados, no se podrá superar los tres en empresas de menos de veinticinco trabajadores; y de dos en empresas más grandes.

– Contratos temporales: se producen cuando en la relación laboral se fija un límite temporal específico. Este tipo de contratos solamente pueden producirse en determinadas circunstancias: por obra y servicio, por circunstancias de la producción, como sustitución temporal u otras modalidades especiales (empleados en situación de exclusión social, situación de jubilación parcial y otros casos circunstanciales).

Los contratos temporales, que proporcionan un aumento del empleo en las temporadas de mayor actividad económica, tienen determinadas características dependiendo de la razón por la que se inician. Por ejemplo, la jornada laboral de un empleado que acuda para la sustitución de una baja deberá ser la misma de la persona que ocupaba el puesto.

Además, este tipo de contratos tienen una duración máxima dependiendo de su naturaleza:
– Si se trata de un contrato temporal por obra o servicio, se podrá prolongar hasta que finalice.

– Si la motivación ha sido por circunstancias de la producción, será, por lo general, de seis meses por año.

– Y en el caso de una sustitución por baja, se continuará hasta la reincorporación del empleado.

De encadenarse dos contrataciones temporales que superen los dos años en un periodo de 30 meses, el empleado deberá considerarse como fijo de la plantilla. Es importante destacar que uno de cada tres contratos indefinidos en España proviene de un contrato temporal, por lo tanto, es una buena oportunidad para acceder  aun empleo estable.

– Contratos formativos y de prácticas: son tipos de contratos cuya finalidad es la formación para después poder desempeñar una función concreta en la empresa. Por sus características, los beneficiarios deben de cumplir con ciertas características: si es titulado, optará a realizar un contrato de prácticas; si no, tendrá que seguir un contrato de formación. La duración también varía, siendo máximo de dos años para el primer caso y de tres para el segundo. Por lo específico de estos acuerdos, es conveniente averiguar cuál resulta más adecuado en cada caso.

 

Jornadas laborales
La jornada laboral es una de las mayores preocupaciones de los empleados. Tanto es así, que, según revela un estudio de Randstad, el 4 % de los trabajadores españoles desea reducir su jornada laboral, especialmente en el tramo entre 25 y 45 años. Y a nivel internacional, el Randstad Employer Brand Research, concluye que el 45% de los profesionales opta por empleos que permiten la conciliación laboral.

Por estos motivos, la jornada laboral ofrecida debe ser valorada cuidadosamente, teniendo en cuenta cómo puede afectar a la productividad y a la realización profesional y personal. Actualmente, la división más común de la jornada laboral es:

– Jornada a tiempo completo o jornada completa: es la fórmula más habitual en España. El empleado se compromete a realizar, como mínimo, 40 horas semanales, ya sea de forma intensiva o partida.

– Jornada a tiempo parcial o media jornada: en este caso, el talento se incorpora a su puesto en una jornada productiva inferior a la de un empleado a tiempo completo, situándose en torno a las treinta horas a la semana. Esta modalidad de contratación ha experimentado un gran aumento, llegando a ser la elegida por el 14,6 % del total de ocupados en España, una cifra todavía lejos del 19 % de la media europea.

– Jornada parcial por horas: el empleado no trabaja durante una jornada continuada, sino que lo hace por horas, que pueden ser alternadas o consecutivas. De este modo, se puede conseguir una mayor flexibilidad en el horario, adaptándose a las necesidades de producción o a las de conciliación del talento.

 

Grupos profesionales
¿Sabes qué es el grupo profesional y a cuál perteneces? Este concepto, que ha sustituido recientemente al de categoría profesional, se utiliza para clasificar el empleo a desarrollar y sirve, principalmente, para establecer el salario mínimo y el porcentaje de cotización a la Seguridad Social. A diferencia de la categoría profesional, no atiende a la titulación del profesional para determinar estas cuestiones, sino al grado de cualificación del empleo que realiza.

Aunque se establecen por convenio colectivo o por acuerdo entre trabajadores y empresa, en el contrato laboral se debe especificar el puesto y sus funciones, lo que determinará en última instancia a cuál se pertenece. Otra novedad de esta clasificación es que permite que la empresa pueda asignar distintas funciones al talento, siempre que lo haga dentro de un mismo grupo profesional.

Dependiendo del grupo profesional al que se pertenezca, se fijarán las funciones a realizar, la movilidad, el salario o los límites máximos y mínimos de cotización. Por este motivo, es una de las cuestiones más importantes a la hora de aceptar un acuerdo laboral.

Lo más importante a la hora de firmar un contrato es entender las condiciones que se están aceptando, conociendo también las distintas posibilidades que existen y que podrían ayudar a mejorar la situación dentro de la empresa. Antes de iniciar una relación laboral, ¡infórmate!

Y a ti, ¿te queda alguna duda sobre el contrato laboral?