contenidos más leídos

¿Sabías que la capacidad para la toma de decisiones de cualquier persona está altamente determinada por su estado emocional? Se trata de un momento tan importante que requiere aislarse de cualquier situación ajena que pueda generar un impacto directo y negativo en la calidad de la decisión. Ante la perspectiva de afrontar este momento, es normal preguntarse cómo hacerlo. ¿Quieres descubrir cómo conseguirlo? ¡Sigue leyendo!

 

¿Qué es el Estado “No Ego”?

Emociones como la angustia, el miedo, el pánico o los nervios se apoderan de las personas, generando en ellas un importante desequilibrio. La solución a esta situación depende de cómo afronte el momento cada individuo. Para facilitar esta tarea, aparece el Estado No Ego, que es un método de relajación que se desarrolla a través de la meditación y defiende que, antes de tomar cualquier tipo de decisión, es fundamental mantener la calma.

Ante estados de ansiedad, el estrés lleva a tomar decisiones que a menudo no son acertadas. Estas emociones deben ser gestionadas correctamente, principalmente en el caso de los líderes, para repercutir de manera directa y positiva en el trabajo del equipo y la empresa. Los principales responsables de la organización deben ser conscientes del fenómeno del “contagio emocional”, ya que los miembros de su empresa se verán condicionados por la forma de actuar de su líder.

Entre las decisiones que se deben tomar, no todas tienen una gran transcendencia; sin embargo, otras sí pueden afectar notablemente a la vida personal y profesional de las personas. Por ello, conviene transformar la manera de pensar haciendo intrínsecos los tres principios del Estado No Ego: ausencia de nerviosismo, alejarse de cualquier estado mental negativo y pensar con absoluta claridad.

 

Beneficios del Estado No Ego

Aunque resulta muy interesante en el ámbito laboral, el Estado No Ego se puede aplicar a cualquier acto cotidiano. Sin embargo, es precisamente en el entorno laboral donde cobra especial trascendencia, ya que continuamente se están tomando decisiones. Para lograr alcanzar este planteamiento es imprescindible tener en cuenta que no existe relación entre el valor personal de cada individuo y los resultados obtenidos, es decir, no hay que sentir que los resultados obtenidos son el reflejo de lo que es la propia persona.

El Estado No Ego ayuda a los profesionales a equilibrar su estado mental, no caer en la precipitación y no resignarse en momentos determinantes. Sin embargo, estos nos son los únicos beneficios que aporta este método:

  • Claridad en las ideas: facilita una mayor flexibilidad mental, ayudando a entender con precisión el contexto de cada situación para poder actuar en consecuencia.
  • Percibir los problemas con exactitud: ayuda a detectar los puntos clave que permitan seleccionar la mejor alternativa a la hora de solucionar un problema.
  • Aislar los pensamientos negativos: es importante mostrar una actitud positiva y objetiva para tomar una decisión con claridad.
  • Decidir correctamente qué situaciones tomamos como personales: en el momento de afrontar un problema o situación determinada, el profesional únicamente asume las responsabilidades de aquello que realmente puede controlar.


El estrés como factor limitante en el proceso de toma de decisiones.

Actualmente, las organizaciones viven cambios constantes que obligan a realizar adaptaciones en sus estrategias para conseguir una toma de decisiones dinámica. Estas exigencias diarias generan consecuencias negativas en los profesionales, siendo el estrés una de las que más influye en su rendimiento.

El estrés es la respuesta del organismo, como mecanismo de alerta, ante situaciones donde hay que reaccionar rápidamente. Causa diversos problemas, tanto a nivel personal como profesional, debido al impacto negativo que tiene. Así pues, el estrés puede generar en los trabajadores sentimientos relacionados con la frustración, depresión o el desgaste profesional, conocido como síndrome burnout.

Este estado de cansancio mental tiene especial relevancia en el entorno empresarial, donde los cambios neurofisiológicos del sistema nervioso afectan a la toma de decisiones, que es uno de los momentos empresariales que definen el avance de las organizaciones. De hecho, existe una relación directa entre el estrés y la toma de decisiones: a mayor estrés, menor es la capacidad de dar una respuesta efectiva.

Trabajar bajo situaciones de estrés contribuye a la aparición de visión de túnel, que es un fenómeno que afecta a la capacidad para percibir los estímulos del entorno, alterando negativamente en el momento de procesar información y centrando la atención de manera selectiva. A su vez, afecta a la manera racional y estratégica de la toma de decisiones, generando respuestas inmediatas que pueden ser perjudiciales a medio y largo plazo.

Por tanto, ante este tipo de situaciones, es fundamental poner en práctica los principios del estado “No Ego”. Este método de relajación llevará a utilizar adecuadamente el conocimiento y la razón de las personas para no caer en el error de sentirse sobrepasado en estas situaciones y, a su vez, evitar realidades dolorosas.

 

Consejos para tomar decisiones sin factores negativos

La vida se construye en torno a las decisiones que, en su mayoría, van a determinar el futuro de cada individuo y cada compañía. Para progresar en cualquier ámbito y alcanzar las aspiraciones personales y profesionales, es fundamental saber decidir bien. Sin embargo, el principal problema está en cómo hacerlo sin que haya factores que condicionen la toma de decisiones. ¡Descubre las claves puedes conseguirlo gracias al Estado No Ego!

  • Decide en momentos de máxima tranquilidad: las prisas nunca son buenas consejeras. Es esencial decidir en contextos de calma y relajación.
  • Apuesta por la autoconfianza y autoestima: deja a un lado el miedo a decidir. Las habilidades y destrezas que posees te ayudarán a ser la persona adecuada para tomar decisiones.
  • Prioriza en tus decisiones: valora qué implicación requiere cada una de ellas. No todas tienen el mismo peso, ni tienen la misma fecha límite. Dedica especial atención a aquellas que puedan tener consecuencias significativas.
  • Haz una lista con las alternativas: únicamente apunta todas las opciones que se te vengan a la cabeza, sin valorar inicialmente sus aspectos positivos y negativos.
  • Establece las pautas para evaluar cada una de las opciones: determina qué criterios deben cumplir y dale una puntuación a cada una. Valora y toma una decisión en base a esto.
  • Identifica las alternativas más relevantes: es el momento de comprobar qué opción ha obtenido una mayor puntuación. En caso de empate, trata de combinarlas si es posible o define nuevos criterios para seleccionar la mejor.
  • Ejecuta y verifica los resultados: lleva a cabo un plan estratégico para poner en marcha tu decisión, estableciendo los tiempos que consideres más adecuados.
  • Tu elección nunca es un fracaso: recuerda que tienes derecho a equivocarte y que tu principal meta debe ser realizar correctamente el proceso. De conseguirlo, independientemente del resultado, la experiencia te servirá de cara a futuras decisiones.

En definitiva, la clave para que el estrés u otros factores negativos no condicionen tu trabajo ni el de tu equipo de trabajo, está en convertirlo en algo transformador y enriquecedor. ¿Cómo es posible conseguirlo? Cambiando el propósito de cómo se percibe tu objetivo, transmitiendo la máxima confianza a los empleados, transformando la energía que genera ese estrés y aprovechando cada experiencia para enriquecerse.

Y tú, ¿eres de los que deciden correctamente en momentos de tensión?