Cómo fomentar la cultura del bienestar en tu empresa
Existen numerosos factores que influyen en el funcionamiento de una organización, uno de los más destacados es el bienestar de los equipos que la conforman. Si estos tienen una buena salud, tanto a nivel físico como mental, la calidad de su trabajo es superior y la compañía lo nota. Por lo tanto, invertir en un programa de estas características es una buena opción, porque reporta beneficios a todos los niveles.
¿Cuál es su valor añadido?
En el estudio Employer Brand Research de Randstad, los empleados reconocen que uno de los criterios que más valoran en las empresas es un entorno de trabajo agradable, muy relacionado con la cultura del bienestar. Esta opinión se acentúa en los millenials (entre 25 y 34 años), ya que el 48% de ellos destaca su importancia.
La creación de una cultura de bienestar en la empresa hace que las personas que la integran perciban que su salud es importante y mejore su satisfacción con ella. Esto supone una mayor implicación de los profesionales con su trabajo y un alto grado de identificación con la compañía, que potencia la productividad y un buen employer branding de esta.
Modelo de la OMS para una empresa saludable
La Organización Mundial de la Salud establece un manual para la creación de entornos de trabajo saludables. En él se definen cuatro pilares clave sobre los que se deben orientar las acciones: ambiente físico de trabajo, ambiente psicosocial del trabajo, recursos personales de salud y participación de la empresa en la comunidad. En torno a ellos, se distinguen cinco patrones de actuación principales:
- Ética empresarial: los valores corporativos deben estar en sintonía con los principios éticos que conforman una cultura saludable.
- Participación y compromiso de los directivos: es fundamental que los líderes den ejemplo y participen en la transformación para transmitir ese compromiso a sus equipos.
- Implicación de los empleados: la creación de un ambiente de trabajo saludable pasa por la participación activa de los profesionales en los procesos y actividades.
- Proceso integral y continuo: para adquirir una cultura del bienestar es necesario que las actuaciones sean constantes y se apliquen en toda la empresa para asegurar su eficacia y no perder la identidad.
Teniendo siempre en cuenta estos puntos, la OMS señala ocho acciones claves para lograr esta transformación cultural:
– Movilizar: si quieres incentivar los comportamientos saludables entre los profesionales, debes tener en cuenta las diferentes características de cada uno (ética, conciencia, creencias religiosas, etc.). Con todo ello, el papel de los líderes es motivarlos para asegurar su compromiso.
– Reunir: para lograr los objetivos es preciso disponer de diferentes recursos, tanto materiales como personales (profesionales de la salud, nutricionistas, psicólogos, etc.).
– Examinar: los datos son los que te confirmarán el éxito de las medidas saludables que implantes. Por tanto, es interesante que recopiles la mayor información posible sobre el estado físico, mental y emocional de los empleados, así como el lugar de trabajo y los recursos disponibles.
– Priorizar: si volvemos a los cuatro pilares clave, no todos ellos partirán del mismo nivel, sino que tendrás que dedicar más recursos para desarrollar el que tenga más margen de mejora.
– Planear: las medidas a implementar deben quedar reflejadas en un plan inicial en el que aparezcan los objetivos que quieres alcanzar a corto, medio y largo plazo.
– Hacer: ejecuta las acciones que has planeado involucrando al máximo número de profesionales.
– Evaluar: consiste en determinar el funcionamiento de todas las acciones. De esta manera, sabrás si se están cumpliendo los objetivos y los plazos marcados.
– Mejorar: ningún plan es perfecto y es normal que no todo salga como lo dibujaste, por eso debes aprender de lo que no ha salido tan bien para reenfocar las estrategias y optimizar los procesos.
Pasos para construir esta cultura
La transición hacia una empresa saludable no es sencilla, ya que supone un cambio estructural. Por ello, teniendo en cuenta el modelo anterior, debes seguir una serie de pautas que te sirvan para garantizar que esta transformación sea eficaz y exitosa. ¿Cuál es la hoja de ruta a seguir para lograrlo?
- Evaluación inicial: antes de nada, debes saber cuál es el punto de partida de la organización; es decir, todos los aspectos que se puedan mejorar. Esta fase consiste en recoger información cualitativa y cuantitativa para realizar la evaluación. Realizar encuestas de clima laboral a los equipos te ayudará a conocer sus necesidades y a perfilar las posibles soluciones.
- Planificación: una vez tienes toda la información, es el momento de analizarla y establecer definir los objetivos. En torno a ellos, debes diseñar una serie de medidas saludables (sesiones formativas en la empresa, cafetería saludable, coaching, team building, eventos deportivos, etc.).
- Comunicación: de poco servirá que configures un buen plan de bienestar si no tiene un seguimiento alto por parte de los miembros de la organización. Antes de poner en marcha los cambios, es fundamental que se informe a todos los empleados de las nuevas actividades y de sus objetivos.
- Puesta en marcha: es el momento de hacer realidad todo lo que has planificado. La implicación de los directivos en las actividades y los cambios de comportamiento es fundamental para que la participación de los profesionales sea alta. Además, tu compañía debe ser coherente con los nuevos valores saludables. Por ejemplo, no tiene sentido que se incentive la alimentación sana y haya una máquina expendedora con bollería industrial.
- Evaluación continua: una vez has llevado a cabo las transformaciones, debes comprobar el éxito que están teniendo a nivel de seguimiento y de eficacia. También es interesante que comuniques a los participantes sus resultados, así apreciarán su progreso y estarán más motivados para seguir participando.
Poner a tus equipos en el centro de tus estrategias corporativas es siempre una buena inversión, porque de ellos depende el éxito de la compañía. Por ello, construir una cultura del bienestar supone un win-win para todos y, si cuentas con líderes capaces de transmitir eficazmente esos valores, los resultados mejorarán y podrás marcar la diferencia.