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En este 2020, todo ha cambiado. La crisis sanitaria causada por el COVID-19 ha impactado directamente sobre nuestra forma de vivir, y, en consecuencia, sobre el mercado. De una forma u otra, todas las empresas se han visto afectadas.
En consecuencia, el teletrabajo ha dejado de ser un modelo reservado a una minoría de la población activa y ha pasado a convertirse en la opción necesaria para minimizar las consecuencias de esta crisis. Pero… ¿ha sido un parche temporal o realmente ha llegado para quedarse?
El teletrabajo antes y después de la crisis del COVID-19
España no se encuentra entre los países con mayor extensión de teletrabajo. Hace 5 años, una encuesta sobre teletrabajo de Eurofound señalaba que en Dinamarca, el 36 % de los trabajadores podían teletrabajar, cifra que en España se situaba en un 11 %. Antes del COVID-19, se había transformado en un 22,3 %. Para comprender esta cifra es necesario tener en cuenta que un gran volumen de la industria en España es incompatible con el trabajo en remoto, como ocurre con la agroindustria o el sector turístico, dos de los principales motores de nuestra economía.
Solo el 22,3% de los profesionales de España podrían teletrabajar.
Casi 7 de cada 10 profesionales manifestaban su deseo de trabajar y consideraban que tenían la capacidad para ello, pero se percibía una reticencia por parte de las empresas. Sin embargo, la crisis del COVID-19 ha originado la necesidad de poner en marcha medidas de trabajo en remoto que permitan minimizar el impacto de la crisis, y el 61,6 % de las empresas han llegado a aplicarlo. Lo cierto es, que este paso, ha sido fruto de la situación crítica más que de una verdadera voluntad por implantarlo, pero, a pesar de ello, este escenario forzoso puede haberse convertido en un verdadero punto de inflexión para que este avance hacia el teletrabajo sea un paso de no retorno.
Ventajas e inconvenientes del teletrabajo
En esta experiencia de teletrabajo, la primera para muchas organizaciones, puede que algunas hayan descubierto que ofrece más ventajas de las que habían imaginado. Álex Ríos, profesor en The Valley Business School, recopiló algunas de ellas en el Webinar “El teletrabajo ha venido para quedarse”, organizado por AEDIPE Catalunya, un encuentro en el que también participó Randstad España. Según Ríos, el teletrabajo:
- Permite generar más vínculos emocionales, una conexión más humana que diluye la barrera entre la identidad profesional y la personal.
- Genera un clima de hiperproductividad.
- Permite adaptar el trabajo al ritmo de cada profesional, es mucho más flexible y, bien planteado, puede propiciar la conciliación.
- Fomenta la autonomía de los equipos.
Aunque también es cierto que el periodo de adaptación a esta nueva situación no fue igual de fácil para todas las empresas, que se encontraron con inconvenientes como:
- Un cierto caos por la falta de herramientas o incluso por el exceso en su uso. Lograr el equilibrio reside en un uso racional de recursos como la videoconferencia. Todas las herramientas son útiles, pero se hace necesario encontrar la dosis adecuada.
- Muchos managers se encontraron por primera vez con la situación de gestionar los equipos en remoto, lo que les infundió una sensación de pérdida de control que también podía generar un exceso de videollamadas. La confianza es clave para fomentar la autonomía de los equipos.
- No poder conciliar realmente la vida personal y profesional, principalmente a causa del cierre de los centros escolares y la imposibilidad de poder contar con el apoyo de familiares o cuidadores, algo que en un contexto normalizado no tendría por qué suceder.
La ruta segura hacia el teletrabajo: claves para una buena gestión
La incertidumbre frente a los futuros acontecimientos y la buena experiencia que ha resultado del teletrabajo parecen plantear que va a continuar teniendo una gran presencia incluso llegada la “nueva normalidad”. Pero, para ello, se hace necesario acelerar un cambio de cultura corporativa. Raquel Larena, Directora General de Talento, Cultura, Marca y Producto en Randstad España, enumeró en el webinar “El teletrabajo ha venido para quedarse” los pasos necesarios en la ruta hacia un teletrabajo exitoso, también recogidos en esta infografía:
- Un estilo de liderazgo transformacional, creativo e innovador, abierto al cambio y capaz de adaptarse a los nuevos escenarios.
- Fomentar valores corporativos como la integridad, la confianza, el espíritu de servicio y la superación.
- Plantear un trabajo por objetivos, con una gestión del tiempo, planificación y control de la productividad más próximo a las metodologías basadas en Agile.
- Apostar por los conocimientos transversales y los entornos de intercambio, que permiten incentivar la empatía entre los compañeros.
- Compromiso, responsabilidad, proactividad y autonomía son cualidades imprescindibles en los equipos. Compartir la responsabilidad, los objetivos y sentirse parte de ese reto se traducen en la excelencia en el servicio.
- Es necesario que se incremente el conocimiento digital de las personas. Existen infinitas herramientas de trabajo que permiten un trabajo sincronizado y en tiempo real en remoto, pero es clave conocerlas y saber desenvolverse con ellas.
En esta ruta, el papel y la capacitación de los managers es clave para crear una cultura abierta y transparente de colaboración y cocreación.
El engagement es el mayor retorno del teletrabajo, porque las personas motivadas y comprometidas van a ser siempre mucho mas productivas.
Buenas prácticas de teletrabajo
Buen liderazgo, cultura abierta, conexión y colaboración son algunos de los pilares en el éxito del teletrabajo. Pero, ¿qué buenas prácticas concretas se pueden poner en marcha para mantener la productividad?
- El trabajo asíncrono
Se basa en evitar las interrupciones durante el desarrollo del workflow para mantener altos niveles de productividad. Entrar en estado de flow requiere concentración y tiempo, y cualquier interrupción, por pequeña que sea, puede hacerte desconectar de ese estado de máxima productividad. Trabajar en remoto lo facilita, especialmente si se ponen en marcha mecanismos que proceden de las metodologías basadas en Agile, como el de establecer y publicar los horarios en los que se especifiquen las franjas horarias de disponibilidad de cada persona. Esto implica un uso racional de la mensajería instantánea.
- Trabajar por objetivos
El cambio de mentalidad organizativa que plantea el teletrabajo, así como su flexibilidad, deben ir unidos a una priorización de la productividad, reflejada en objetivos cumplidos. La clásica rigidez de horarios se ve desplazada por una distribución más flexible de la jornada. No hay que mirar el tiempo, sino los resultados.
Prácticas como el trabajo por parejas o grupos muy reducidos ayudan a desempeñar las tareas de forma autónoma y con mayor solvencia, además de fomentar un intercambio de conocimientos enfocado al aprendizaje, más que al mentoring.
- Ante todo, empatía
El vínculo personal entre las personas es uno de los motores para generar un ambiente de trabajo agradable y distendido, un entorno de confianza que favorezca la autonomía y la conciliación. Algunas prácticas, como utilizar siempre la cámara, ayudan a fomentar la comunicación en un nivel personal, lo que se traduce en un mejor desempeño profesional.
La crisis del COVID-19 llegó de forma imprevista y forzó la implantación de un nuevo escenario laboral. Hasta las empresas más reticentes se inclinaron por adoptar el teletrabajo como única alternativa a un fuerte impacto económico, pero es posible que en esta “nueva normalidad” el trabajo en remoto no sea solamente una solución temporal. Muchas empresas han comprobado que este método de trabajo conlleva también numerosas ventajas operativas, y, aunque muchas regresarán a un modelo prioritariamente presencial, es posible que el futuro del trabajo pase por la definitiva adopción de modelos mixtos.
Además, ¡no te pierdas esta infografía sobre el potencial del teletrabajo en España!
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