Claves de la solidez del sector de la cosmética
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Por Rafael López, director de Randstad Outsourcing Servicios Comerciales.
El sector de la cosmética y su comportamiento durante los últimos tiempos, caracterizados por la incertidumbre, son grandes desconocidos para el conjunto de la economía. De hecho, su desarrollo en los últimos meses puede incluso resultar de aprendizaje para otros sectores y actividades que están teniendo problemas en sus procesos de recuperación.
Las cifras avalan la solidez del sector. El mercado de la cosmética mundial durante el año 2021 se acercó a los 290 millones y las previsiones auguran un crecimiento constante durante los próximos años. En nuestro país, un estudio de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética Española que abarca las principales magnitudes en cuanto a consumo, exportaciones de productos, empleo, sostenibilidad e innovación, entre otros, indicó que el año 2021 fue un año de recuperación del sector de la belleza a nivel nacional con un crecimiento superior al 7% en 2021 y que 2022 ha tenido un gran comienzo de año, con un incremento del 11% en el primer trimestre.
Hablamos de un sector anticíclico, en especial los productos dedicados al «gran consumo». Aunque durante el año 2020 no llegó a escapar del impacto negativo que tuvo la covid-19 y presentó un decrecimiento económico del 10% respecto a 2019, en 2021 remontó y demostró que es un sector con grandes capacidades de recuperación, al presentar un crecimiento del 8% respecto al año anterior.
El de la cosmética también es un sector resistente, demostrado ante las crisis logísticas, puesto que sus productos son producidos en áreas geográficas cercanas, siendo el problema principal la puntual escasez de determinados materiales químicos necesarios para su fabricación.
Actualmente, en nuestro país, la industria cosmética supera en exportaciones a la industria del calzado, aceite de oliva o vino, situando a nuestro país entre los diez primeros países que más exportan a nivel mundial, y con especial mención a los perfumes que sitúa a España en el top 2 mundial.
Un sector con carácter social
Es un sector que fluctúa a la par que la actividad social, al vincularse a las relaciones personales y al ver la evolución que tuvo durante los diferentes períodos de pandemia y la venta de estos productos. Por ello, se prevé que este año para las fechas clave, como Navidad, y después de dos años de pandemia, el sector siga la tendencia de crecimiento.
Las ganas de la población de volver a relacionarse tras dos años de pandemia y la mayor concienciación de la importancia del autocuidado físico y mental han conseguido que se superen las expectativas que se tenían de esta industria, sobre todo en las categorías de cuidado de piel, solares y perfumes.
No obstante, la actividad social no es la única variable, ya que durante la pandemia la sociedad es más consciente de la importancia del autocuidado de la salud a nivel integral, incluyendo aquí la categoría del cuidado de la piel, la cual afecta al estado emocional de las personas.
El sector ha sabido aprovechar un momento de crisis sanitaria a nivel mundial para fortalecerse, consiguiendo que los consumidores vieran en la cosmética una forma de expresión y mejora de su estado de ánimo, a la vez que se consigue que se asocie la misma a bienestar.
También es un sector que está sobrellevando bien el sobrecoste energético debido a la crisis geopolítica actual. A pesar de la crisis energética, se ha visto que ha sabido adaptarse a las circunstancias. Aunque ha incrementado la escasez de productos esenciales para la fabricación de los mismos como el alcohol y aceites, los consumidores continúan comprando productos de belleza de mayor precio. Este hecho tiene como consecuencia que, aunque cada vez sea más caro producir dichos productos, las ventas de los mismos sigan incrementándose porque las personas están dispuestas a gastar más dinero en estos productos al sentir que invierten en cuidado y salud.
Durante los últimos años hemos visto que el mundo de la belleza ha vivido un gran avance a lo inclusivo, dejando de lado el canon exigido en años anteriores y abriendo horizontes a diferentes cuerpos, rostros y géneros.
Además, se le está intentando dar un giro al enfoque del sector de la belleza, tratando de relacionarla cada vez más con la salud, es decir, una belleza sana, que ayude al consumidor a potenciar su belleza natural y dejando de lado la parte más superficial. Si hay una cosa que tenemos clara en el sector es que los consumidores después de estos últimos años de incertidumbre quieren sentirse bien, por ello los mismos están invirtiendo cada vez más dinero en este tipo de productos.