Dos personas, un hombre y una mujer, haciendo una inspección de trabajo en un almacén.

 

Todos los trabajadores tienen unos derechos que deben ser respetados por las empresas en las que trabajan y, dichos derechos, están regulados por ley.

Las empresas deben cumplir con una serie de normas legales y están condicionadas a que, en cualquier momento, el Ministerio de Trabajo y Economía Social pueda llevar a cabo una inspección de trabajo.

Pero, ¿qué es exactamente una inspección de trabajo? ¿En qué consiste? ¿Qué puede hacer la empresa si no está de acuerdo con los resultados proporcionados?

Desde Randstad, a continuación, te explicamos todo cuanto debes saber al respecto para que puedas entenderlo a la perfección.

¡Vamos a ello!

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¿qué es una inspección de trabajo?

Una inspección de trabajo es una actividad que realizan los funcionarios que pertenecen al Ministerio de Trabajo, de forma rutinaria y a cualquier tipo de empresa que esté oficialmente registrada.

Las inspecciones de trabajo pueden llevarse a cabo de forma aleatoria o como consecuencia de una denuncia presentada por una tercera persona, y su objetivo es el de garantizar que se cumplan con todas las normativas vigentes en cuanto a seguridad en el trabajo, higiene y salud.

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¿qué se hace en una inspección de trabajo?

Cuando se lleva a cabo una inspección de trabajo, el inspector se presenta en la empresa, sin previo aviso, y sin necesidad de hacer ningún tipo de notificación a la compañía de que se va a llevar a cabo la inspección.

De este modo, se aseguran de que la empresa no modifique sus ‘hábitos’ ante la futura inspección que se les va a realizar.

El inspector debe acreditarse debidamente ante la persona responsable y ésta está obligada a facilitarle toda la documentación que se le solicite.

Entre la documentación está la identidad de los trabajadores, el número total, el tipo de contrato que tienen, si hay alguno que no esté bajo contratación, cuál es la situación de todos ellos ante la Seguridad Social, los libros de registros, la contabilidad...

Pero, además, el inspector también suele solicitar llevar a cabo una visita por todas las instalaciones para poder determinar si la higiene es la adecuada, si las condiciones de trabajo son las correctas y si se están cumpliendo con todas las normativas de seguridad, siguiendo las indicaciones que marca la ley.

Una vez realizada la visita y revisada toda la documentación, el inspector llevará a cabo un informe formal sobre la situación de la empresa. Y lo enviará a la empresa y al órgano competente para que tome las medidas oportunas, si se diera el caso.

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¿la empresa puede oponerse a una inspección?

No, la empresa no puede negarse, bajo ningún concepto, a que se lleve a cabo una inspección de trabajo. Si lo hace, se considerará una infracción muy grave, por lo que podría llegar a ser sancionada con una multa de entre 3.005,07 euros y 90.15,82 euros.

Además, la empresa tampoco puede negarse a facilitar toda la información que se le pide o a no permitir la revisión de las instalaciones. Pues también estaría considerado como una infracción grave y la consecuencia multa económica pertinente.

Pese a ello, el empresario también tiene unos derechos que puede solicitar que se cumplan mientras se está realizando la inspección de trabajo, como por ejemplo, que no se interfiera en el ritmo de trabajo normal o que se mantenga la confidencialidad de los datos que se han obtenido.

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motivos comunes de una inspección de trabajo

Existen diferentes motivos por los que se puede llevar a cabo una inspección laboral. Algunas de ellas son:

  • De forma aleatoria durante las campañas programadas de inspección de trabajo.
  • Como respuesta a una denuncia interpuesta contra la empresa por escrito. Estas suelen presentarlas los empleados que ya no forman parte de la plantilla, generalmente.
  • A través del formulario de denuncia que puede cumplimentar cualquier persona, de forma anónima, ante el departamento correspondiente del Ministerio de Trabajo.
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consecuencias de una inspección de trabajo

Las inspecciones de trabajo son consideradas como un servicio público, y por tanto, están reguladas por ley.

Las consecuencias de llevarla a cabo puede ser positiva para la empresa, si está cumpliendo con todas las normativas establecidas y colabora en la elaboración de la inspección. O negativas, si interfiere en el correcto funcionamiento del trámite, no presenta la documentación o impide que el inspector lleve a cabo su tarea.

Además, las consecuencias pueden incurrir en aspectos de seguridad social, laboral, empleo, sanidad, higiene… Y, si se detectan infracciones, se llevarán a cabo sanciones económicas y órdenes para mejorar dicha situación.

Si las condiciones son completamente opuestas a lo que marca la ley, es posible hasta que se lleve a cabo el cierre del negocio.

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¿puede una empresa recurrir una sanción?

Sí, por supuesto. Cuando el inspector envíe a la empresa el acta de inspección, ésta tiene derecho a recurrir en un plazo máximo de 15 días. Tiempo en el que deberá presentar toda la documentación y pruebas que considere necesarias para poder presentar sus alegaciones.

Una vez hayan transcurrido esos 15 días y se hayan presentado las alegaciones, el órgano de inspección finalizará el proceso y llevará a cabo una resolución.

Tras esto, la empresa dispone de 1 mes para poder presentar un recurso de alzada.

 

Las empresas deben cumplir con todas las normativas vigentes, por el bien de sus empleados y de su propio presente y futuro. Por ello, es importante contar con especialistas que sepan cuáles son las leyes y sus actualizaciones, y aplicar de forma inmediata cualquier cambio que se produzca en ellas.

Además, es recomendable que, ante una inspección laboral, nunca se pongan trabas, se cumplan con todos los plazos de entrega de documentación y se facilite lo máximo posible que el inspector lleve a cabo su tarea.