A lo largo de su vida útil, una empresa puede atravesar diferentes fases, adaptándose a las necesidades del momento. En circunstancias favorables, el negocio puede expandirse, requiriendo la contratación de más personal para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, también puede enfrentar situaciones adversas que obliguen a realizar ajustes en la plantilla, ya sea de forma temporal o definitiva.
Para tomar decisiones acertadas en estos casos, es fundamental comprender las diferencias entre un ERTE y un ERE. Por eso, desde Randstad, te explicaremos qué es un ERE y los tipos que existen, para que puedas valorar cuándo y cómo implementarlo en tu empresa.
¿qué es un ERE o expediente de regulación de empleo?
Un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) es un procedimiento que permite a las empresas realizar ajustes en su plantilla, ya sea mediante un despido colectivo o una suspensión temporal de los contratos laborales. Este proceso debe estar respaldado por causas justificadas y reguladas por el Estatuto de los Trabajadores.
Los ERE suelen ser más comunes en períodos de crisis económica y son ampliamente conocidos por su impacto en la organización y los trabajadores afectados.
Para implementar un ERE, la empresa debe:
- Seguir el procedimiento establecido para su tramitación.
- Justificar la necesidad del expediente según lo estipulado en la normativa vigente.
El cumplimiento de estos pasos es esencial para garantizar que el proceso sea legal y transparente tanto para la empresa como para los trabajadores.
¿qué tipos de ERE existen?
Cuando se habla de un ERE, comúnmente se piensa en un despido colectivo, pero en realidad, existen tres tipos diferentes de ERE que se aplican según las necesidades de la empresa:
- Extinción: Es el tipo más habitual y se refiere al cese definitivo de la relación laboral entre la empresa y un grupo de trabajadores. Popularmente, se conoce como despido colectivo.
- Suspensión: En este caso, la relación laboral se interrumpe de forma temporal, afectando a parte o a la totalidad de la plantilla.
- Reducción: En este tipo de ERE, los trabajadores mantienen su empleo, pero su jornada laboral se reduce en horas o días, ajustándose a las necesidades de la empresa.
Es importante destacar que, cuando el ERE tiene carácter temporal y no implica el cese definitivo de los contratos, pasa a considerarse un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Este último se utiliza para situaciones específicas que permiten una futura reincorporación al puesto de trabajo.
¿cuándo se aplica un expediente de regulación de empleo? Motivos
Un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) debe estar justificado por causas específicas recogidas en el artículo 1 del Estatuto de los Trabajadores. Estas causas se dividen en los siguientes motivos:
1. económicos
El ERE se justifica cuando la empresa experimenta una reducción continua de ingresos o prevé pérdidas futuras. Para considerarse una pérdida persistente, los ingresos deben haber sido inferiores durante al menos tres trimestres consecutivos en comparación con el mismo período del año anterior.
2. técnicos
Este motivo está relacionado con avances tecnológicos que afectan a los métodos de producción, reduciendo la necesidad de mano de obra.
3. organizativos
Aplica cuando se realizan cambios en la estructura organizativa o en las metodologías de trabajo que eliminan ciertos puestos laborales.
4. de producción
Se justifica si la empresa enfrenta una disminución en la demanda de productos o servicios, haciendo necesaria una reducción de la plantilla.
criterios para considerar un despido colectivo
Para que un ERE sea clasificado como despido colectivo, debe afectar a un número mínimo de trabajadores en un plazo de 90 días:
- En empresas con menos de 100 trabajadores, al menos 10 empleados deben ser afectados.
- En empresas con entre 100 y 300 trabajadores, debe afectar al menos al 10% de la plantilla.
- En empresas con más de 300 trabajadores, al menos 30 empleados deben ser afectados.
Estos criterios aseguran que el ERE se aplique de manera justa y acorde con las normativas vigentes.
¿cuál es el proceso para tramitar un ERE?
Si necesitas tramitar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por alguno de los motivos mencionados o eres un empleado afectado por esta situación, es importante seguir un proceso estructurado, independientemente del tipo de ERE. Este proceso incluye los siguientes pasos:
1. comunicación empresarial
La empresa debe notificar a los trabajadores o a sus representantes la apertura del expediente y sus motivos. Además, debe informar a la autoridad laboral competente, proporcionando toda la documentación necesaria para justificar la medida.
2. creación de una comisión y periodo de consultas
Se establece una comisión negociadora formada por los representantes de los trabajadores. Durante el periodo de consultas, que puede durar hasta 30 días naturales (o 15 días para empresas con menos de 50 empleados), ambas partes negocian las condiciones del ERE.
3. conclusión del periodo de consultas
Al finalizar el plazo, pueden ocurrir dos escenarios:
- Acuerdo: Empresa y representantes llegan a un consenso sobre las condiciones.
- Desacuerdo: La empresa debe comunicar su decisión final a los representantes y a la autoridad laboral. Si no realiza esta comunicación en un plazo de 15 días tras la última reunión, el procedimiento caduca automáticamente.
4. comunicación individual a los trabajadores
Cada trabajador afectado debe ser notificado por escrito, indicando las causas del despido y entregando la documentación correspondiente, como la indemnización. Si la empresa no puede asumir la indemnización por motivos económicos, también debe informar de ello por escrito.
Este proceso asegura que el ERE se lleve a cabo de manera transparente y acorde con la legislación vigente, protegiendo los derechos de los empleados y garantizando que la medida esté debidamente justificada.
¿qué diferencia hay entre ERE y ERTE?
Además del ERE, que implica ajustes laborales permanentes, existe otra alternativa conocida como ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Entender las diferencias entre ambos es fundamental para aplicarlos correctamente en función de la situación.
características principales del ERTE
- Suspensión laboral temporal: Durante el ERTE, el contrato del trabajador se suspende temporalmente o su jornada se reduce, pero no se percibe salario. Sin embargo, el trabajador puede realizar otras actividades laborales, siempre notificando al SEPE, lo que detendría el cobro de la prestación.
- Continuidad de la empresa: A diferencia del ERE, la empresa permanece abierta, buscando superar la situación que ha motivado el expediente.
- Impacto en la plantilla: Puede afectar a toda la plantilla o solo a una parte, ya sea en términos de suspensión de contratos o reducción de jornada.
- Duración: No existe un límite específico para la duración del ERTE, siempre que la empresa justifique que las causas que lo originaron persisten.
- Despidos durante el ERTE: Aunque el contrato está temporalmente suspendido, pueden realizarse despidos disciplinarios o no renovar contratos temporales.
diferencias clave entre ERE y ERTE
- Despido definitivo vs. temporal: El ERE implica despidos definitivos, mientras que el ERTE es una medida temporal que permite la reincorporación al puesto de trabajo una vez superada la situación.
- Impacto en la plantilla: En el caso del ERTE, no hay desvinculación laboral, lo que facilita la continuidad de los empleados en la organización cuando la situación mejora.
Conocer estas diferencias permite tomar decisiones informadas y estratégicas en función de las necesidades y circunstancias de la empresa.
Gestionar situaciones complejas como un ERE requiere un profundo conocimiento de sus implicaciones legales, organizativas y humanas. Comprender sus tipos, causas y procedimientos no solo facilita su correcta implementación, sino que también ayuda a minimizar su impacto en los trabajadores y en la estructura empresarial.
En Randstad, estamos aquí para ofrecerte el acompañamiento necesario, asegurando que cada paso se realice con transparencia, responsabilidad y alineado con los objetivos estratégicos de tu empresa. ¡Tomar decisiones informadas es clave para construir un futuro más sólido y resiliente!
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