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El acto de hablar, de compartir información, ideas, sentimientos hunde sus raíces en el inicio de la humanidad misma. Lo sabe Irene Vallejo, autora del exitoso El infinito en un junco, donde repasa la importancia que tenía la tradición oral antes de la aparición de la imprenta. Y como cada contador de historias aportaba su particular visión, su forma de narrar, y ponía en juego distintas destrezas comunicativas para atraer la atención de su audiencia.
Tan solo un ejemplo de la importancia de las aptitudes comunicativas, que se pueden llevar al terreno laboral, pero también a otros ámbitos como el espectáculo, las relaciones interpersonales o la política. Ahí está Emilio Castelar, quien fuera presidente de la Primera República y considerado el mejor orador de la clase política española.
Sin intención de llegar tan lejos en el arte del uso de la palabra, oral y escrita, veamos algunas de las claves para mejorar esta faceta y su aplicación en el ámbito laboral.
¿Qué son las habilidades comunicativas?
Hablamos de distintas destrezas que ayudan a transmitir un mensaje de manera más eficiente. Porque si un mensaje no se transmite con dichas dotes comunicativas, se corre el riesgo de que no solo no se cumplan las indicaciones que se querían transmitir, sino que el trabajo se realice con desgana o desinterés. Porque buena parte de la importancia de una buena comunicación reside también en el entusiasmo y motivación que puedan contagiar, aspectos fundamentales para lograr objetivos concretos.
Huelga decir que estas habilidades se expresan y materializan hoy por varios canales más allá de la comunicación oral, como son las formas de expresión escrita del correo electrónico y de las mensajerías instantáneas de WhatsApp o Google Chat, cada vez más insertas en el día a día de las empresas. Y ahí entran en juego nuevos elementos, como los emojis, los signos de admiración y otros detalles que forman también parte de esa comunicación no verbal que, por suerte o por desgracia, a menudo comunica más que la comunicación codificada.
Además, cuanto más cuidemos nuestra comunicación, causaremos mejor impresión, mejorará nuestra marca personal y generaremos vínculos de confianza y adhesión. Porque, como dijo el poeta Samuel Johnson (que tiene la que está considerada la primera biografía, La vida de Samuel Johnson, de James Boswell, publicada en 1791), “el lenguaje es el vestido de los pensamientos”. Y es preferible vestir bien que ir con harapos, sobre todo en la esfera pública.
Tipos de habilidades comunicativas
Aunque son muchos más, hay 4 tipos de habilidades comunicativas que ningún líder debería pasar por alto.
- Seguridad. Hablar con confianza, con naturalidad, sin imposturas. Para ello, hay que creerse lo que uno dice, tener fe en lo que se comunica, transmitir al exterior una emoción interior. Todo ello manteniéndose en un perfil amable, sin entender asertividad con autoridad, rigidez o firmeza excesivas. No queremos, valga el símil, vencer, sino convencer.
- Empatía. Fundamental para ponerse en el lugar del otro y con ello ganarse el favor de la audiencia, ya que una actitud unidireccional acaba generando desafección y anulando la efectividad de sus mensajes. Además, esta circunstancia permite ganar en productividad, ya que entender los distintos puntos de vista de los miembros del equipo, y por tanto anticiparse a sus demandas, y plantear mejor las estrategias comunes.
- Lenguaje o comunicación no verbal. Pensemos en un orador que hablara con un rastro de mayonesa en las comisuras de los labios. Todo su mensaje se iría al traste, concentrada la audiencia en esa impertinente resto de comida. De ahí que haya que cuidar los detalles que comunican más allá de las palabras, como nuestro aspecto, pero también nuestros gestos, actitud, tono de la voz, postura… Hay expertos, como el psicólogo Alberto Mehrabian, que sostienen que en una conversación el componente no verbal transmite mucho más (hasta un 65%) que los meros elementos verbales. Ya lo decía McLuhan: “El medio es el mensaje”.
- Lenguaje verbal. Cuarta pata de la mesa y la más importante, porque al final se trata de transmitir ideas y estas están por encima de los gestos, las sonrisas y la afabilidad. La precisión con que comuniquen esas ideas, sin caer en circunloquios vagos, pero a la vez con naturalidad y los ejemplos que sean necesarios será clave para llegar a los interlocutores. Claridad, sencillez, pero también algún rasgo de inventiva y originalidad para demostrar, como nos exige el captcha, que no somos un robot ni nos guía la Inteligencia Artificial. Respecto a la voz, es bueno proyectarla con decisión, pero sin resultar intimidatorio ni tampoco hablar en voz baja. Un término medio es una habilidad comunicativa no tan fácil de lograr en nuestros discursos orales, así como eliminar tics fruto de los nervios o la falta de dominio del tema como los “ehhh”, “ahhh”, así como los chasquidos. Cuanto más asimiladas estén las ideas que se quieren transmitir, menos titubeos habrá y mayor será la difusión de nuestros mensajes.
Ejemplos de habilidades comunicativas
En el día a día de una organización empresarial, ya sea una gran empresa, una pyme o una start-up, se producen decenas de comunicaciones de diversos tipos. Situaciones en las que demostrar esas habilidades de comunicación es fundamental para la buena marcha de la empresa. Situaciones en las que haya que sacar a colación esas skills comunicativas, tanto en forma escrito, como oral, como por ejemplo:
- Redacción de contenidos propios como newsletters o blogs para la web corporativa o dicha newsletter.
- Redacción de notas de prensa para anunciar el lanzamiento de un producto nuevo o anunciar una novedad de relevancia pública relacionada con la empresa. También en situaciones de crisis que hayan podido perjudicar la imagen de la compañía.
- Planificación de estrategias, objetivos, establecimiento de nuevos planes de acción, desarrollo de nuevos proyectos, cambios que afecten a la marcha de la empresa o de un proyecto dado y, en suma, todo aquello que requiera la transmisión de una información relevante para los miembros de una compañía.
- Relaciones de liderazgo. Estas van más allá que la dirección de un equipo ante un objetivo más o menos complicado. Una mera entrevista de trabajo, tanto desde el rol de entrevistado como el de entrevistador, supone una situación propicia para desarrollar nuestras mejores herramientas de comunicación. Tanto si queremos convencer para que nos contraten, como si queremos persuadir a nuestro interlocutor de la gran oportunidad que supone fichar por nuestra empresa.
Cómo trabajar las habilidades de comunicación
A pesar de que hay perfiles más predispuestos a la comunicación que otros, estas aptitudes se pueden trabajar, desarrollar, actualizar y perfeccionar. Se pueden realizar ejercicios, talleres y distintas prácticas para ello, pero lo importante es asumir cuestiones como la de:
- Trabajar la escucha. Convertirse en oyente antes que en hablante.
- Enviar feedbacks. A través de paráfrasis y afirmaciones de lo que el otro ha compartido, se enriquece la comunicación al notar, de manera efectiva, el retorno del otro.
- Mantén el contacto visual. Sin llegar, por supuesto, a miradas penetrantes ni intimidatorias, mirar y ser mirados es un indicio de atención, lo cual resulta motivante tanto para el emisor como para el receptor del mensaje.
- Haz preguntas. Tanto si eres el emisor como el destinatario de una comunicación, realizar preguntas permite mantener la atención y hace que la audiencia esté positivamente tensa.
- Muestra interés e interésate por lo que transmites. Tan sencillo como complejo. Si realmente estás implicado en lo que cuentas, si te atrapa lo que escuchas, la comunicación y la escucha serán eficientes. ¿Cómo lograrlo si algo es tedioso? Buscando en tu interior las soluciones para convertir el contenido de esa comunicación en algo estimulante.
Habilidades comunicativas en el trabajo
Conviene mantener presente la idea de que las habilidades comunicativas son importantes en todos los ámbitos de la vida (familiar, de pareja, social), pero que en el trabajo cobran especial sentido. Tanto como para que la productividad de una empresa, quizá con cientos de personas contratadas, sea eficaz y la vida de una compañía se mantenga.
Para ello, la palabra es importante (“en el principio fue el verbo”, dicen los textos sagrados), pero también estos aspectos, como vemos a continuación, a modo de compendio de lo visto hasta ahora.
- Comunicación verbal: a través de la palabra oral o escrita (aunque esta luego sea proyectada a través de medios digitales). Se construye con signos lingüísticos en el mensaje.
- Comunicación no verbal: tiene que ver con lo que transmitimos más allá del lenguaje en sí, ya sea a través de la expresión corporal, la vestimenta, lo gestos, los movimientos, la energía que desprendemos y otra serie de elementos intangibles que tienen casi tanta importancia como la propia comunicación verbal.
- Comunicación paraverbal: un punto medio entre los dos elementos anteriores, tiene que ver con el tono de voz, el énfasis, el ritmo, la cadencia, los silencios, elementos negativos a evitar a toda costa (como los chasquidos), y otros elementos positivos como ofrecer un rostro relajado e incluso sonriente y las miradas, como ya vimos, de cercanía y empatía hacia nuestro público.
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