En un entorno de alta competitividad, las empresas buscan maximizar la eficiencia y reducir costes sin comprometer la calidad de sus operaciones. Sin embargo, una fuente crítica de ineficiencias a menudo pasa desapercibida: el Total Cost of Employment (TCE).
Este enfoque integral no sólo mide el coste salarial, sino también todos los costes asociados al ciclo del talento, desde el reclutamiento hasta el offboarding, pasando por formación, supervisión y productividad.
Entender y optimizar el TCE puede marcar la diferencia entre una operación rentable y una que lucha de manera constante por mantenerse competitiva tanto en rentabilidad como en atractivo para el talento.
¿qué es el TCE y por qué es estratégico?
El TCE (Total Cost of Employment) evalúa de manera holística todos los componentes del coste laboral, clasificándolos en dos grandes categorías:
- Costes directos: Incluyen los salarios de empleados directos e indirectos, además de todos los extracostes existentes en la gestión laboral.
- Costes indirectos: Engloban actividades como el reclutamiento, formación, supervisión, herramientas de gestión y los costes asociados a la salida de empleados (como indemnizaciones o pérdida de conocimiento).
Sin embargo, no se queda sólo ahí, sino que analiza también el beneficio y la rentabilidad que genera el talento, con el objetivo claro de maximizar el retorno.
Esta perspectiva permite que las compañías tengan una visión clara del impacto financiero del empleo y puedan actuar sobre áreas que no siempre son evidentes, como la eficiencia en la planificación de personal, la rotación y el tiempo improductivo.
impacto del TCE en la rentabilidad y los indicadores de eficiencia
El TCE tiene un impacto directo sobre la eficiencia operativa y el retorno sobre la inversión en personal. Indicadores como el OEE (Overall Equipment Effectiveness) y el OHRE (Overall Human Resources Effectiveness) ayudan a medir esta relación.
- OEE: está relacionado con la capacidad de los equipos para operar de forma eficiente. Altos costes laborales con margen de optimización pueden reducir la disponibilidad de los equipos.
- OHRE: mide la efectividad del uso de los Recursos Humanos, relacionando la productividad, la calidad del trabajo y el tiempo dedicado a actividades productivas.
Por ejemplo, un equipo de trabajo con rotación alta o una curva de aprendizaje prolongada afectará negativamente tanto el OHRE como el OEE, generando un efecto dominó que incrementa los costes operativos.
ejemplo práctico del impacto del TCE en una operación industrial
Una empresa que invierte 10 millones de euros anuales en talento se enfrenta a una rotación del 15% y un absentismo del 5%. Estos factores generan costes indirectos significativos:
- Rotación: cada salida de un empleado implica gastos de reclutamiento, selección, formación y pérdida de productividad durante el periodo de adaptación. Si cada reemplazo cuesta 10.000 €, los 150 empleados reemplazados anualmente suponen un gasto de 1,5 millones de euros.
- Absentismo: las horas no trabajadas generan una menor disponibilidad operativa, aumentando los costes por subcontratación o horas extras. Con un absentismo del 5%, la empresa pierde 500.000 euros adicionales en productividad.
El resultado es un impacto acumulativo en la rentabilidad, que podría mitigarse con estrategias adecuadas.
palancas para optimizar el TCE
Para reducir el TCE y mejorar los indicadores de eficiencia, las organizaciones pueden implementar estrategias específicas:
- Digitalización y planificación inteligente: implementar herramientas digitales que optimicen la asignación de turnos y anticipen las necesidades de personal en tiempo real.
- Capacitación continua y polivalencia: entrenar al personal en múltiples habilidades permite mayor flexibilidad ante ausencias o cambios en la demanda, reduciendo costes de reemplazo.
- Reducción de costes indirectos: invertir en automatización de procesos como el reclutamiento y la gestión del desempeño ahorra tiempo y recursos.
- Uso estratégico de equipos eventuales: contar con pools de talento capacitado para cubrir picos de trabajo minimiza la dependencia de personal fijo en momentos de alta incertidumbre.
- Estrategias de retención y engagement: fomentar la satisfacción laboral a través de programas de desarrollo profesional y beneficios personalizados disminuye la rotación y sus costes asociados.
¿por qué las empresas deberían enfocarse en el TCE hoy mismo?
Las empresas que no controlan su TCE corren el riesgo de perder competitividad frente a aquellas que toman decisiones basadas en datos. Reducir los costes laborales no significa pagar menos, sino gestionar mejor el talento. El TCE permite evaluar cómo se está invirtiendo en las personas y qué retorno genera cada euro gastado.
En Randstad Operational contamos con un equipo especializado en la optimización del TCE, ayudando a las empresas a analizar sus costes laborales de manera integral.
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