Un trabajo es algo mucho más dinámico que un lugar al que se acude a pasar ocho horas desarrollando una serie de labores rutinarias. Al contrario. Un trabajo puede ser, y debe ser, de hecho, una vía abierta a la formación continua en la que se desarrollan distintas habilidades, se cuida la motivación y se retiene y estimula el talento gracias a una adecuada política de formación empresarial.
¿cómo implementar un programa de formación eficaz en la empresa?
La formación empresarial depende, en primera instancia, del departamento de recursos humanos, y tiene como objetivo estimular y fomentar el desarrollo de nuevas competencias para mejorar el desempeño laboral de un trabajador. Este puede ser alguien recién incorporado a la compañía, y por tanto sea más necesario implementar un programa especial para que adquiera unos conocimientos concretos, pero también se pueden ofrecer programas de formación y capacitación para trabajadores con antigüedad en la empresa.
Con ello, se consigue favorecer tanto el upskilling como el reskilling y los empleados pueden perfeccionar el modo en que realizan las tareas habituales, o bien aprender a desarrollar nuevas, ampliando así su abanico de aptitudes dentro de la misma compañía. Esto genera trabajadores más comprometidos con la empresa, aumenta el sentimiento de pertenencia y a la propia empresa le puede suponer un ahorro en personal, al aprovechar y optimizar el potencial de cada trabajador.
Una plan de formación en empresas está estrechamente ligado con el concepto de plan de carrera, una tendencia que cada vez aplican más las empresas más competitivas con el objetivo de integrar a sus mejores trabajadores en un proceso de aprendizaje constante que le liga a la empresa al tiempo que le hace aflorar todo su potencial.
Dependerá de cada empresa cómo establecer los distintos programas de capacitación profesional, según los distintos tipos de formación, aspecto que veremos más adelante.
beneficios de la formación corporativa para empleados y empresas
También conocida como capacitación profesional, los planes formativos dentro de las empresas ofrecen una serie de beneficios, tanto para el trabajador como la empresa, que repasamos a continuación:
- Adquisición de nuevas competencias, lo cual refuerza el valor de cada trabajador, le dota de más poder, y hace que toda la empresa adquiera así más fortalezas.
- Motivación. Esta formación es entendida por el trabajador como un ‘extra’ que le permitirá ganar en confianza, ser mejor valorado y poder desarrollar labores que antes no podía realizar o realizaba con inseguridad. Pensemos en un editor, en una editorial, al que se le enseña a usar un programa de maquetación y por tanto puede manipular él mismo un manuscrito, sin depender todo el rato del maquetador.
- Transformación desde dentro. Si la formación es interna, es decir, se desarrolla e imparte por miembros de la empresa que destinan las sesiones a otros trabajadores, se genera un proceso de enriquecimiento interno ya que quienes imparten esas formaciones son los que mejor conocen a los trabajadores y cómo sacar el máximo partido de ellos.
- Cohesión laboral. La formación, tanto sea interna como externa, genera una ocasión de oro para que los trabajadores de una empresa interactúen entre sí de un modo distinto al habitual, en lo que se puede entender también como una experiencia de team building.
- Romper con la rutina. Las jornadas de formación se suceden en un plazo de tiempo determinado, a unas horas, dentro del horario laboral, concretas, que se entienden como un tiempo distinto, algo más distendido, que sin duda se ve como un elemento positivo que ayuda a salir de la rutina y crear jornadas de trabajo más amenas, variadas y estimulantes.
principales tipos de formación empresarial para el desarrollo continuo
Cada empresa puede optar por las distintas modalidades de formación, algo que suele depender del tamaño de la compañía. Así, las grandes multinacionales son las que más recursos se pueden permitir para esta inversión en educación a cargo de la empresa.
Las opciones más habituales son:
- Formación continua. Contenidos que se desarrollan a lo largo del tiempo y al que el trabajador se puede acoger libremente. Muchos de estos módulos tienen que ver con actualizaciones tecnológicas que permiten mayores destrezas, sobre todo en aquellos perfiles que así lo exigen. Pensemos por ejemplo en programadores web, en managers SEO, pero también en profesionales sanitarios que necesitan actualizar sus conocimientos y estar al tanto de los adelantos tanto técnicos (un neurocirujano) como teóricos: nuevos descubrimientos a la hora de tratar determinadas enfermedades.
- Formación bonificada. Un tipo de formación en la que todos ganan, pues permite que, gracias a acuerdos con la Seguridad Social, las empresas no tengan que pagar nada por ofrecer estos módulos formativos. Así, son los responsables de recursos humanos los encargados de elegir la institución que ofrecerá esos cursos de formación, así como la modalidad formativa, que coordina la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE).
cómo medir los resultados de la formación corporativa
Una vez implementadas estas propuestas formativas, los empleadores necesitan saber si la oferta es del agrado de los trabajadores y si los contenidos se están asimilando de manera correcta y tendrán una aplicación posterior en los procesos cotidianos de la empresa.
Así, el éxito de las políticas de formación se mide en relación a la cualificación efectiva obtenida. Además, esta formación se traduce en oportunidades en cuanto se acelera la digitalización de la empresa, gracias a contenidos formativos enfocados en esa dirección. Esto redunda en la fortaleza de la empresa, que se transforma en un ente mucho más dinámico y preparado para responder a los retos presentes y futuros.
También es importante tener en cuenta la formación a través de programas digitales, conocida también como e-learning, pues este tipo de aprendizaje digital reduce entre un 25 y un 60% el tiempo requerido para lograr un aprendizaje efectivo.
Por otra parte, será necesario, a través de encuestas y entrevistas, pulsar la opinión del empleado para conocer su grado de satisfacción tras la experiencia formativa. También es recomendable conocer si fueron sesiones lo suficientemente personalizadas e impulsar un Net Promoter Score durante todo el ciclo de aprendizaje para calibrar si, en efecto, se están desarrollando las sesiones formativas por los cauces que le interesa a la empresa.
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